DELIMITAR

Una vez identificado el desafío, el siguiente paso consiste en definirlo claramente. Para lograrlo, utilizamos dos herramientas esenciales. Una de ellas es el mapa de empatía, un esquema en el que exploramos qué está pensando o sintiendo la persona, qué observa, qué dice y hace, qué escucha, qué le causa incomodidad y cuáles son sus aspiraciones. Esto nos permite situarnos en el entorno del estudiante con el objetivo de descubrir qué lo impulsa o desanima verdaderamente, lo que a su vez puede contribuir a mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

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